Pero muchas son las incertidumbres y dudas que también generan al consumidor, como por ejemplo las puntuaciones tan poco intuitivas y tan cambiantes según los colaboradores en activo. Sirva como ejemplo los diferentes catadores, para vinos españoles, en la nómina de Parker (TWA) en los últimos tres años, Luis Gutierrez, Neal Martin, Jay Miller, con peso suficiente cada uno de ellos para mantener su propio criterio y relativizar los mandamientos del perfil editorial; no así en guías como Peñin o Proensa donde el criterio personal se mantiene en el tiempo. En cuanto a puntuaciones, algunas guías como las de R. Parker, Wine Spectator, Proensa, Peñin o Melendo puntúan sobre 100, otras valoran sobre 20 y algunos califican con soles u hojas, y aunque la gran mayoría lo hacen sobre 100, utilizan rangos de 0-100 o incluso 50-100, valoran la mayoría de vinos entre 85 y 95 puntos. En mi opinión este criterio no ayuda al consumidor, ya que vinos muy discretos con 85 puntos, "de forma intuitiva", podrían asociarse a una alta puntuación, no interpretándolo igual profesionales o lectores avezados que saben que dichos dígitos (85) corresponden a la parte más baja de la tabla.
Por otra parte, las guías no reflejan las diferencias entre añadas, aunque tampoco es extraño teniendo en cuenta que ni los mismísimos consejos reguladores lo hacen, calificando año tras año como excelentes, cosechas de mediocre calidad. No quiero ni recordar el espectáculo de hace unos días, en un acto de promoción, con una gran parte de vinos con calidad muy justa y puntuaciones sobresalientes.

