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KISI 2015, PHEASANT’S TEARS

Hace unos días, fortuitamente, se cruzaba uno de los últimos vinos catados con el siguiente extracto de un post de Joan Gómez Pallarés en su blog Devinis.org:

John Wurdeman, pp.362-363: (paráfrasis) si hay más vida en la viña, habrá más vida en la copa, así de sencillo. En muchos de los viñedos más importantes y famosos del mundo ni un pájaro comería su uva… cuanto menos intervenga la mano del hombre, más espacio se deja a la naturaleza. Cuando la mano del hombre es más activa, no deja que la naturaleza participe tanto. Y hay más armonía en la naturaleza que en el hombre…

Hasta ese momento desconocía quién era John Wurdeman, pero de una forma intuitiva presagiaba que en algún momento de nuestras vidas habíamos cruzado unas palabras. Aunque parezca mentira no es nada extraño para mí, pues vivo con alguien, mi pareja, que de una forma natural me ha acostumbrado a encontrarme, físicamente, con gente después de simplemente mencionarla en nuestras conversaciones. Tras una búsqueda en la red, una deliciosa web Pheasant’s Tears hacía la retrospectiva necesaria para entenderlo todo. Faltaba cerrar el circulo, y para ello después de abrir la galería fotográfica del móvil comprobé que tres de los vinos de John los caté recientemente. Automáticamente, al recordar la imagen, un cúmulo de sensaciones vinieron a mi mente: «GEORGIA ORANGE WINES«.

Georgia, cuna milenaria del vino y la viña, se ha convertido en uno de los bastiones de los vinos naturales en Europa. En la actualidad la tradición perdura, y unos pocos magníficos elaboradores como John Wurdeman mantienen el patrimonio vitivinícola junto a sus socios. Los métodos tradicionales se centran en torno al kvevri, un gran recipiente arcilloso para fermentación y almacenaje con forma de huevo y enterrrado bajo tierra, prescindiendo así de las notas de barrica tan habituales y absurdas en tantos vinos. Elaborados con castas autóctonas blancas en su mayoría cómo rkatsiteli y en menor medida kisi, junto a la saperavi para elaboración de tintos. Otra de las pecualiaridades es el sellado con arcilla de la tapa de madera o piedra del kvevri después de la fermentación.

KISI 2015, PHEASANT’S TEARS
(Valoración personal 16/20)
Recuerdo especialmente Kisi 2015, un vino salvaje, rústico y tánico, pero pleno de sabores. Macerado con sus pieles presenta el típico color «naranja» que además le aporta una fuerte estructura ácida que no desentona con la potencia en boca. A pesar de ello, unos meses más en botella limarán la fuerza opresiva de sus taninos.
Precio: 21€

1 comentario en «KISI 2015, PHEASANT’S TEARS»

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