Sin duda el verano es propicio para relajarse, incluso catando vinos la tensión decrece y el análisis se hace de forma menos ortodoxa que durante el resto del año. A pesar de ello, en nuestros lugares de vacaciones, con la familia o amigos, a quiénes nos gusta catar sufrimos momentos tensos cuando oyes aquello de «… pues te voy a dar a probar una barriquita heredada de mi padre que hace un vino que parece coñac...» y te ves arrollado a lidiar el asunto para no herir sensibilidades ni romper ilusiones forjadas durante generaciones. Otras veces es agradable probar botellas guardadas para la ocasión, como el último día de mis vacaciones, cuando por medio de Laura, la hija de un buen amigo (por cierto…, chica brillante y de jovial desparpajo) me ofreció una botella para conocer mi opinión sobre un cava elaborado por la familia de un compañero de estudios, y de ello trata el comentario de hoy.
La historia se remonta a 1893, fecha en la que Ramón Perdiguer fundó la primera fábrica de aguardientes y acoholes de Teruel, trasladada posteriormente a Zaragoza y dirigida por sus herederos una vez fallecido su creador. En 1985 se pone nombre a la actual razón social, «Bodegas Perdiguer SL» y se estructura el negocio en tres tiendas en Zaragoza y la bodega. Aunque realizan elaboraciones con otros sellos de origen, a nuestro panel de cata ha llegado Cava Perdiguer «Micer Longinos» que describimos a continuación.
Cava Perdiguer «Micer Longinos»
Macabeo y chardonnay.
(Valoración personal 14/20)
Amarillo pajízo y brillante, con buen desarrollo en copa de la burbuja. Al primer golpe en nariz descubrimos notas tostadas y de levaduras (panadería), envueltas en un perfil fresco y ligeramente herbáceo. En boca el carbónico es abundante, con buen recorrido, de cierta ligereza y un final amargo agradable. Por su perfil es ideal para aperitivos, y con un buen jamón ibérico es una excelente combinación.
Mas info en: Vinosperdiguer.com
