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DOMAINE MAS DELMAS (RIVESALTES)

Decía Robert Louis Stevenson: «Mí memoria es magnífica para olvidar». Sin duda nuestro cerebro es selectivo, es imposible memorizar todo lo vivido. Habitualmente recordarmos todo aquello que cumple dos características, lo novedoso y lo importante; nuestra visita a Domaine Mas Delmas (Rivesaltes) cumplió ambas condiciones. Han pasado ya tres meses y a pesar de la pereza, como un mazazo intermitente, no hemos podido rechazar la idea de escribir sobre lo allí ocurrido.

Sin duda la primera impresión fue inquietante, inmaculados depósitos de aluminio con camisas refrigeradas en unas instalaciones frías e industriales que contrastaron con el cálido recibimiento de Pierre André y Mercedes. Y como el movimiento se demuestra andando, comenzamos a catar las 17 diferentes elaboraciones entre blancos, rosados, espumosos, tintos y dulces naturales.

Al primer vino, MDM (Marie delmas) Garnacha blanca y macabeo,  comencé a cruzar cómplices miradas con Carlos y David: las más de dos horas hasta llegar a Rivesaltes habían merecido la pena. Tanto MDM garnacha blanca como MDM muscat (15/20), son vinos muy atractivos en nariz, ligeros e intensamente salinos en el final de boca, con buena longitud ambos. Brutal fue el primer adjetivo cuando catamos DONA LISA 2011 (16/20), con una parte en roble francés de 2º y  3º año y acacia, embriagador en nariz, fino y elegante en boca, una de las estrellas de la casa elaborada con garnacha gris.
Terpenos, pétalos de rosa, finura, salinidad y recuerdos a terroir fueron las sensaciones mientras catabamos MDM Rosé 2014 (17,5/20), ideal para acompañar ostras, impresionante en su estilo. CECI N’EST PAS…2013 (16/20) el último rosado de los vinos tranquilos, criado bajo velo de flor y sin SO2, aportaba notas oxidativas en un entorno sabroso, mediterráneo y calcáreo  de alto interés gastronómico.
Cómo espumoso, SO PREFÉRENCE 2013 Rosé,de syrah, garnacha gris y blanca, mostraba oxidación en el postgusto junto a una agresiva burbuja, aunque poseía finura en el centro de la boca.

Jean Pierre se divierte con la elaboración de los tintos, busca distinción y expresión del terroir; consigue frescura,  tanino pulido y juega con la elaboración sin sulfitos añadidos; hace prefermentación en frío y extrae durante 4 ò 5 días. Destaca M 2011 (16/20), muy frutal, mineral, fresco y sin embargo profundo, muy mediterráneo y envolvente; también nos sorprendió PAD 2010, (16,5/20), garnacha, syrah y cariñena, vinazo con tostados altos y fondo de umami muy al estilo Parker. Importantes en la elaboración los dulces naturales, AMBRE, una de las joyas junto a MDM Muscat de Rivesaltes y L’OR, que maridaría increíblemente con un buen turrón de Jijona.

Tras la cata visitamos el viñedo de suelos de arcilla y piedra caliza en su mayoría, 14, 5 ha en cultivo biológico certificado con muchas horas de sol, poca lluvia , tramontana intensa y practicamente continua, garantía de plantas sanas con una mínima intervención. Visto el viñedo, entendimos donde reside la autentica fuerza de Pierre sin menospreciar su originalidad y rigor en su trabajo, y por supuesto, el motor (amor) que (intuyo) le profesa Mercedes.
Vinos auténticos, elegantes, con fuerza, y plenamente integrados en el terriorio. ¡Grandes vinos!

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