Aunque ya hace algunas semanas que visitamos Cuatro Pasos, permanecen frescas en nuestra retina el conjunto de sensaciones que allí vivimos. Ha sido curioso comparar la distancia entre la imagen un poco abstracta que tenía de la bodega y la que, ahora, después de vivir en primera persona tengo dibujada. De ser un producto «colocado» en una estantería ha pasado a representar un cúmulo de sensaciones que de una forma inconsciente vienen a mi memoria sin un orden predefinido: huellas, montaña, Corullón, Bierzo, naturaleza, responsabilidad social, FAPAS, – CO2, fruta, Cacabelos, y mujer, porque cuatro fueron quienes nos hicieron entender el proyecto Cuatro Pasos en Cacabelos, Sheila Carballo y Mª Rodriguez desde la parte ligada a bodega y viñedo, junto a Yara Bueno y María Garrido desde comunicación y marketing respectivamente.
Cuatro Pasos se ha comprometido tanto con el entorno social de la zona, como en la defensa de la naturaleza, dedicando para ello fondos y esfuerzos en la plantación de árboles frutales, recuperación del cortín (recintos amurallados para proteger las colmenas) y el mantenimiento de colmenas de abejas para potenciar la polinización con el consiguiente beneficio de la agricultura de la zona. Es obligado destacar la colaboración de FAPAS y Cuatros Pasos en el seguimiento de la población del oso pardo mediante análisis genéticos.
En cuanto a bodega, se manejan alrededor de 300.000 Kg de uva en viñedos controlados repartidos entre Valtuille, Corullón, Otero y Hornija para satisfacer la demanda de sus cinco referencias, aunque las que realmente tienen un mayor protagonismo en este momento son Cuatro Pasos Rosado, Mencía, Pizarras de Otero y el novedoso Cuatro Pasos Black. Sobre Martín Sarmiento nos dio la impresión que aunque mantiene su elaboración, poco a poco irá perdiendo protagonismo para dar paso a otro vino que pueda servir como punta de lanza del potencial de Cuatro Pasos en Bierzo, pero es sólo una intuición personal.
La bodega, situada en la ruta del Camino de Santiago, nació en 2003 con base en un caserón del S. XVIII donde en la actualidad los antiguos depósitos de hormigón se utilizan como sala de barricas, aunque todo el proceso de elaboración se realiza en una instalación cercana, más práctica y tecnológicamente adaptada.
Un dato curioso es el record de producción anual en la cosecha 2011, para un año después vendimiar un 60% menos, la cara y la cruz de la viticultura.
Tras visitar parte del viñedo desde el Mirador de Corullón y conocer la bodega dimos paso a la cata de los siguientes vinos:
CUATRO PASOS ROSADO 2013 (Valoración 14/20)
Frambuesa de capa baja. Frutillos rojos, agradable, alcohol bien integrado. Amable en la entrada en boca, con buen paso y cierto volumen, fresco.
CUATRO PASOS MENCÍA 2011 (Valoración 15/20)
Capa media alta, picota. Especiado, clavo, marcado aún sutilmente por el roble francés, sin ocultar los aromas varietales de la mencía. Buena entrada en boca, fresco, con volumen, delicado el paso por boca, tanino fino y en el postgusto vuelve a marcar la mencía.
Teniendo en cuenta su precio alrededor de los 7€, es un excelente vino que marca bien el varietal y no decepciona en boca.
CUATRO PASOS BLACK (Valoración 15,5/20)
Mencía seleccionada de viñedo de montaña con 7 meses de crianza en barrica, aunque posiblemente terminará la crianza con un año, 75% en roble francés nuevo de 225 litros y el resto usado.
En nariz aunque con cierta sobremaduración resulta fresco, infusión de tila, manzanilla en flor y frutos rojos.
Delicado en la entrada en boca, con cierta estructura, buen volumen y tanino algo marcado pero que se pulirá en breve.
PIZARRAS DE OTERO 2012 (Valoración 14/20)
Aromas joviales a cereza, ciruela, frutillos rojos y notas de violeta. Fresco en boca, joven y sincero, sin maquillaje, con acidez afilada que en breve quedará integrada en el conjunto.