Debe ser la «mala leche», después del cruel atentado en París, lo que ha provocado la búsqueda de críticas negativas en internet sobre mí último vino catado: El hombre Bala 2013. Durante la infame pesquisa, vagamente, me venía a la memoria la trayectoria del «hombrecillo» que en su parabólica caída hacía la red horizontal, le permitía repetir el espectáculo, una y otra vez, por la geografía española avanzados los años setenta. La red en este caso se apoya en dos extremos, Uvas Felices en el lado comercial y Comando G en la elaboración. Racimos enteros de viñas «de mediana edad», fermentados y conservados en barricas de diferentes tamaños durante algo menos de un año. Contraetiqueta DO Vinos de Madrid y viñas de garnacha plantadas al suroeste de la capital, muy cercanas a Toledo y Ávila, en altitudes superiores a 800 msnm.
EL HOMBRE BALA 2013
(Valoración personal 14,5/20)
Tenue reducción que desaparece después de una ligera aireación. Pétalos de rosa, mineral, arropan unas frutosas y francas notas al varietal. Sedoso, fluye con facilidad y aporta cierta estructura. Glicérico, quizá, en exceso que reduce en cierto grado su frescor. Finaliza con cierta calidez y un tanino que se agarra pero no molesta.